A mediados de Septiembre solo llevábamos una semana de clase y ya estábamos inmersos
en un intercambio. Para algunos era el primero de sus vidas, otros ya
habíamos realizado alguno con nuestro instituto.
El temor de la mayoría
de nosotros por la diferencia de edad del numeroso grupo suizo pronto se
desvaneció y disfrutamos de una semana muy agradable, en la que pudimos
contrastar nuestros estilos de vida. Algunas de las actividades que
realizamos fueron desde ir a la discoteca nada más llegar, hasta visitar Valencia o la playa, donde algunos
de ellos incluso se atrevieron a disfrutar de los restos de calor en el
mar de un verano ya pasado.
Si bien se puede pensar que las relaciones
con estudiantes de otros países pueden ser frías debido al idioma, sin
embargo éste no fue el caso, pues los alumnos suizos poseían un gran
conocimiento de nuestro idioma y las relaciones entre todos fueron
óptimas.
También visitaron la fábrica de Porcelanosa y el grupo de alumnos españoles les llevamos una tarde a La Salera para ir de compras y cenar. Pero, sobretodo, lo que más disfrutaron los alumnos suizos fue la noche de la cena de despedida en la Ermita. A ellos les gusta mucho la naturaleza y nuestra ermita de Vila-real les encantó.
Después de esta gran semana que vivimos con ellos ya estamos esperando desde hace mucho tiempo el viaje que haremos durante esta semana.
Escrito por Fernando Navarro y David Moliner.
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