De todos los pueblos y ciudades que conocimos en el viaje guardamos un buen recuerdo, pero especialmente Baden es un lugar del que nos acordaremos con más cariño. Es una ciudad en la que es fácil pasear y tener hermosas vistas desde los desniveles que presenta su asentamiento.
Desde una alta colina coronada por las ruinas de un viejo castillo pudimos hacer preciosas fotos de Baden bajo la nieve. De ellas dejo algunas.
Además, acudimos en Baden a un centro termal en el que durante un par de horas disfrutamos de un relajante ambiente y de unas aguas agradablemente calientes que contrastaban con la fría nieve que nos caía encima en la piscina exterior. Una auténtica gozada.
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